La edad del río.
La poesía es un sueño.
Elefantes.
Pensamos -¿Qué pensará el elefante?-
De lado a lado, cabezón y fuerte, con ojos tan grandes como el balance de la música,
hay un lugar para tus chistosos sonidos: eres amado.
¡Mójanos con tu trompa!
[El elefante en pareja es todavía más grande
que nuestra imaginación]
No nos ha mojado, el elefante sabio,
Se levanta increíble en dos patas.
Sorprendidos, le ofrecemos un maní,
pero cae entre sus muslos y
gira,
gira y gira,
gira y gira el maní.
[¡Es un reguilete!]
y el elefante se lo come.
El elefante satisfecho, descansa.
Perros
que hablan con los ojos,
que brincan, que ladran, que se acuestan, que duermen.
Siempre consigo, conmigo y contigo.
Res.
El estrés pasa como un río.
Ser res es serio.
Oír es ser suave.
Subir es ser fuerte.
Pájaro.
Habríamos de tomarle una foto cercana-cercana al pajarito para contar la historia de la grandeza animal pero el pájaro siempre despierto vuela inmediatamente.
Pienso y hago que mi cámara sea un pajarito.
Vacas
Otro día más, otra mañana de luz, otro comparsa en el camino.
Rumiar es buena digestión, los huesos sanos y
entonces
cruzar la puerta, el umbral,
andantes-soñantes,
alguien de frente, alguien enfrente.
Lobo.
Rápido y sagaz,
pieses veloces,
el lobo atraviesa los espacios.
En el límite que se extiende,
mira la historia donde
fue el más temido;
cada vez más fuertes,
cada vez más listos,
El último juego: el de uno mismo.
El punto de la iguana es que no masca, pero bien que espanta.
Caballo.
Montado y rocinando,
el caballo corre.
Se detiene,
mueve la cabeza como sí estuviera leyendo o escribiendo.
La huella es amor, cada herradura una suerte de suerte.
Vamos
al cielo distante.
Mariposas
ensueños
nuestros.
En la esquina del ojo
un vuelo ciego.
Colibrí
que luchando llega a un baño mágico,
la flor/espejo donde se aprehende y desaprende.
Un pico tan largo como su velocidad,
y aletear hasta llegar a un nuevo páramo.
Jirafa.
Alta y humilde,
mira las hojas
que caen aleatorias.
¿Has mirado sus manchas
libres y revueltas?
Acabas de ver lo que se mueve, se pinta y se transforma.
Víboras.
Con ojos mortales
se contonean febríles para cambiar de piel.
Una y otra vez;
de colores vamos cambiando.
Lo mortal
del movimiento.
Oso.
Osos que manejan cochecitos
en el circo de la radio
cambiando de carril
escuchan.
Gatos.
Doce gatos en un cajón- -doce gatos son un sueño.
Toro.
En la plaza un domingo todos callan.
viernes, 5 de junio de 2009
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